Milenio 3 – El Caso Roswell ¿Fraude o verdad?

Ago 22, 2022

Es oír Caso Roswell y nos viene a la cabeza un platillo volante estrellado en el desierto.

Si bien el presunto accidente ocurrió en el verano de mil novecientos cuarenta y siete, Roswell no existe en los libros de ovnis precedentes a mil novecientos ochenta. Ni en los más inocentes ni en los más serios, como ‘The Encyclopedia of ufos’ (mil novecientos ochenta), de Ronald D. Story, donde no se mienta en ninguno de sus más de trescientos cincuenta artículos.

https://youtu.be/wuLYwxUCj-k

Los ufólogos ignoraron el hoy popular accidente de una nave extraterrestre a lo largo de treinta y tres años, hasta el momento en que Hables Berlitz y William Moore publicaron ‘The Roswell incident’. La versión de España se tituló ‘El incidente’ (mil novecientos ochenta y uno), sin alusión a la localidad de Nuevo México pues su nombre entonces no le afirmaba nada a absolutamente nadie, ni fuera ni en el mundo de los ovnis.

La del caso de Roswell, ocurrido hace setenta y cinco años, es una historia compleja y alucinante. Se mezclan en ella la Guerra Fría, la creciente fiebre de los platillos volantes, el misterio gubernametal, testigos ávidos del gloria, editoriales a la busca de superventas, gacetas deseosas de vender más, ufólogos sin vergüenza y las ansias de pensar de bastante gente.

El incidente OVNI

«Bienvenidos a Roswell. En la actualidad no es conocido por nada», reza el cartel por el que se enteran de dónde se han estrellado, en el mes de julio de mil novecientos cuarenta y siete, los extraterretres de la irreverente serie de animación canadiense ‘Tropiezos estelares’. Con menos de veinticinco habitantes, la urbe tenía entonces como primordial activo el Aeródromo del Ejército de Roswell, base del quinientos nueve Conjunto de Bombarderos, que como quinientos nueve Conjunto Compuesto había lanzado en el mes de agosto de mil novecientos cuarenta y cinco las bombas nucleares de Hiroshima y Nagasaki.

caso roswell

Ubicada en las grandes llanuras al sudeste de Nuevo México en el condado de Chaves, Roswell acogió entre mil novecientos treinta y mil novecientos cuarenta y uno las pruebas de cohetes de Robert Goddard, uno de los 3 progenitores de la astronáutica así como el ruso Konstantin Tsiolkovsky y el alemán Herman Oberth. Al final de la Segunda Guerra Mundial, los superbombarderos del quinientos nueve Conjunto Compuesto, que se llamó así hasta julio de mil novecientos cuarenta y seis, se trasladaron a Roswell. El del ‘Enola Gay’ fue el primer escuadrón atómico del planeta y, hasta junio de mil novecientos cuarenta y ocho, la única unidad capaz de transportar y lanzar armas nucleares. Roswell era su base.

Los militares atrapan un platillo volador

El ‘Roswell Daily Record’ anunció el ocho de julio de mil novecientos cuarenta y siete en su primera página que los militares habían capturado «un platillo volante en un rancho de la región». Habían pasado solo un par de semanas desde el momento en que Kenneth Arnold había visto desde su avioneta una capacitación de 9 objetos que «volaban errantes, como un platillo si lo lanzas sobre el agua», en las cercanías del monte Rainier, en el estado de Washington.

Aquel verano fue el de la invasión de los platillos volantes. Absolutamente nadie sabía lo que eran unos objetos que ya se veían a cientos de costa a costa, así que la atrapa de uno bien merecía una portada periodística.

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El disco había sido recuperado días ya antes por un ranchero, Mac Brazel, que había informado de ello al comisario del condado de Chaves, conforme una nota de prensa emitida por el Aeródromo del Ejército de Roswell, donde se había llevado en un inicio el objeto.

El comandante Jesse Marcel, de la oficina de inteligencia del quinientos nueve Conjunto de Bombarderos y que se había hecho cargo del platillo, voló con él a Fort Worth (Texas), donde se lo enseñó al general de brigada Roger Ramey y al coronel Thomas Dubose. Lo identificaron como piezas de un globo meteorológico.